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14/9/12

UN NUEVO IMPERIO EN EUROPA (IV): CARLOMAGNO

Carlomagno, en los primeros años de su reinado, no se concentró exclusivamente en los sajones, sino que en el 773 atendió otro llamamiento del papa, que le pedía que acudiera a Italia, hecho que tuvo como resultado la anexión del reino longobardo.  Su autoridad fue aceptada por el duque de Spoleto (776) e incluso en el principado meridional de Benevento (786).  También se sometió a consideración un plan para conquistar la Sicilia musulmana. La presencia franca en Italia hacía ahora imperativo un entendimiento con el imperio oriental.  Cuando Carlos fue coronado emperador por el papa León III (800) pasó a ser considerado soberano de occidente, aparte de que sus dos hijos, Pipino y Luis, habían ya sido ungidos, respectivamente, rey de los longobardos y rey de los aquitanos (780).  Baviera se había visto desposeída de su duque nativo en el 788 después de más de dos siglos de casi independencia y, al ser anexionada al reino franco, había quedado dividida en dos condados.  El gobierno carolingio aceptó de Baviera e Italia el desafío de una guerra con los temibles ávaros, que fueron aplastados en el 796, al ser destruido su cuartel general junto al río Tisza y pasar su botín a manos de los vencedores.Después de sojuzgar a estos saqueadores de Europa oriental, Carlomagno se convirtió en el protector de los vecinos eslavos y estableció una serie de margraviatos (circunscripciones militares) para custodiar las fronteras, desde Friuli al sur hasta Nordalbingia en la frontera danesa.
Las ambiciosas conquistas de Carlomagno no ampliaron excesivamente el poder franco, por lo que las fronteras establecidas por él no variaron después de su muerte.  Sin embargo, hubo de reconocer que el poder militar no bastaba para mantener el reino franco.  sus medidas administrativas, al igual que la nueva autoridad confiada a los condes una vez desposeídos de ella los tradicionales duques, indican que el emperador reconocía la necesidad de una renovación política.  Su confianza en el clero era tan tradicional en su familia como las propuestas divisiones de sus tierras entre sus hijos.  Más notable era su interés en una renovación educacional o cultural anterior a su coronación imperial, y podía ser una expresión de su carácter personal más que una previsión adoptada con fines políticos.  Sus ordenanzas no eran triviales decretos que miraban a la reforma.  El imperio occidental había encontrado finalmente un rey bárbaro con un poder igual a las responsabilidades políticas del gobierno imperial.  Estaba por ver si los heterogéneos pueblos que se agrupaban dentro de él podrían convivir en aquel imperio redivivo después de una experiencia diferente que había durado tres o cuatro siglos.

Para saber más puedes leer:

HISTORIA MEDIEVAL DE LAS ESPAÑAS I aquí

HISTORIA MEDIEVAL DE LAS ESPAÑAS II aquí

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