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13/9/12

UN NUEVO IMPERIO EN EUROPA (II): CARLOS MARTEL

Carlos Martel fue el primer carolingio que gozó de fama europea como vencedor de los musulmanes sarracenos cerca de Poitiers en el 732.  Él fue el caudillo al que el papa Gregorio III llamó en el 739 para que lo ayudase a expulsar a sus enemigos, los longobardos, de los alrededores de Roma.  Carlos tuvo que hacerse un nombre a partir de cero, puesto que era hijo ilegítimo de Pipino de Heristal y había tenido que lichar contra su madrastra y contra Neustria para poder ostentar el cargo de mayordomo de palacio.  No contento con esto, quiso ir todavía más lejos y luchó contra los frisios y los sajones al objeto de recuperar su influencia en las tierras del norte, puesto que la había perdido en la época de la sucesión.  Las incursiones sarracenas que habían llegado hasta Autun en Borgoña, en el 725, obligaron al duque de Aquitania Odón a buscar su ayuda y, al morir Odón en el 735, la fama y el poder que tenía Carlos le permitieron recuperar la soberanía de aquellas tierras.  En el 730 también se le ofrecieron las asoladas Borgoña y Provenza, si bien los sarracenos no serían finalmente expulsados de la región hasta el 759 por obra de su hijo.  Carlos fue el primer gobernante después de Dagoberto I que gozó de un prestigio que rebasó el ámbito local. No sólo había reunido todos los reinos francos en sus manos, sino que incluso se había refirmado al otro lado del Rin y gozaba de extraordinaria fama en el extranjero.  El clero lo contemplaba como el invencible defensor del cristianismo, sin preocuparse demasiado de cómo distribuía las tierras de la iglesia entre sus soldados.  su familia había adquirido ya la capa de San Martín de Tours en el 710 y con ella el patronazgo de la iglesia del lugar, donde su victoria sobre los sarracenos había sido particularmente celebrada.  También comenzó a suplantar a los merovingios como patronos de Saint Denis, el más grande de los monasterios francos.  Cuando el merovingio Teudorico IV de Neustria murió en el 737, Carlos no se molestó en ocupar su puesto, por considerar que podía prescindir de la dinastía merovingia.

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