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28/9/12

LOS VIKINGOS (I)

Las actividades de los daneses durante el siglo IX no estaban inspirad en modo alguno por sus propios reyes.  Los piratas que bajaron hasta el imperio carolingio y hasta una igualmente atractiva Inglaterra lo hicieron como bandas de aventureros, probablemente a las órdenes de señores locales establecidos, más que formadas por hombres asociados.  El señuelo que los movía era el botín; sólo tardíamente se dedicaron a realizar incursiones mientras invernaban en los países que saqueaban.  Si esas experiencias los indujeron a pensar en establecerse, sólo se decidieron a hacerlo cuando sus enemigos supieron reprimir su avance librando victoriosas batallas.  Las dotes de los daneses estaban representadas por su denuedo y por sus magníficos barcos.  Su masivo afincamiento en Inglaterra demuestra, sin embargo, que esos piratas podían convertirse en agricultores o que llamaban a agricultores de sus tierras de origen, lo que prueba también que en Escandinavia había una necesidad de más tierras o quizás una cierta presión demográfica que obligaba a sus gentes a buscarse la vida en otra parte.
Parece cierto, por lo menos, que de Noruega ya salieron gentes que se dirigieron hacia el Atlántico y, a través de él, hacia las islas del norte de Britania nada menos que a principios del siglo VII.  Un siglo más tarde, el movimiento colonizador había llegado a las islas Feroe.  A mediados del siglo IX, había gentes noruega que habían organizado un señorío en Orkney, desde donde hubo varios colonizadores que irradiaron hacia Islandia en dirección norte (860) y, en dirección sur, a través de las Hébridas, hacia Man e Irlanda, donde establecieron colonia en Dublín (836) y Limerick.  Sin embargo, los noruegos encontraron en Irlanda unas tierras ricas cuyos ocupantes les ofrecían resistencia.  Al breve período dedicado a la conquista siguió otro en el que se lanzaron a ocupar ciudades clave de la costa, desde las cuales podían controlar el comercio exterior.  Aunque los noruegos no tenían en su tierra natal ciudades ni tampoco comercio, como colonizadores se adaptaron a las nuevas circunstancias y se convirtieron en los fundadores de los puertos medievales de Irlanda.  Desde allí se dedicaron a explorar las tierras situadas más al sur, en el 844 aparecieron como piratas en Lisboa y Sevilla y, alrededor del 860, protagonizaron otros ataques a España.

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