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3/9/12

EL CRECIMIENTO DEL PODER LONGOBARDO EN ITALIA (I)

A finales del siglo VI, mientras la Galia estaba sometida al gobierno de los merovingios, Italia se encontraba dominada de hecho por tres poderes totalmente independientes: el imperio, los longobardos y el papado.  Por espacio de 1300 años Italia había estado sometida a un único dueño y la causa principal de esta situación era que los longobardos no habían logrado emular a otros pueblos bárbaros y crear un único reino unido al sur de los Alpes.  En los tiempos de su invasión, los longobardos eran muy poco civilizados.  Las fuerzas invasoras estaban integradas por pueblos de muy diferentes tipos.  Se encontraban bajo el mando de Alboino, que, junto con su padre, ya había servido en el ejército imperial en Italia.  Sólo cuando los subsidios procedentes de Constantinopla fueron suspendidos pareció oportuno aspirar a los atractivos de Italia.  Alboino se había coronado a sí mismo rey en Milán en el 569, pero no pudo conquistar ni siquiera la vecina Pavía hasta el 573.  Sin embargo, antes de que Alboino fuera asesinado aquel mismo año, los longobardos ya habían extendido su penetración política en Italia hasta Spoleto.  El mismo Alboino ya había nombrado a un allegado suyo gobernante del ducado de Friuli, hecho sintomático de la aproximación de los longobardos al gobierno.  Después del 575 los longobardos prescindieron totalmente del rey.  Varios duques -la tradición ordenaba que fueran 36- compartían el poder y la responsabilidad de ampliar sus pillajes a toda la península.  Muchos habitantes huyeron para escapar a sus opresores, pese a que los longobardos eludían pasar por las ciudades y las plazas fuertes del gobierno y se dedicaban a saquear las demás poblaciones.  En consecuencia, los longobardos tenían una posición muy diferente de los ostrogodos que los habían precedido.
Aunque al principio eran vistos como depredadores, daba la impresión de que su poder era temporal.  El emperador Mauricio llamó a los francos para que cooperasen con él en la eliminación de los longobardos y sólo el desacuerdo entre los aliados permitió que éstos se salvaran.  Comenzaban los longobardos ya a tener en cuenta la necesidad de un liderazgo concertado.  Un nuevo rey, Autario, nieto de Alboino, derrotó a los francos y consolidó su reino al norte del Po.  Llegó incluso a ampliar los límites de su jurisdicción hasta Reggio Calabria y a continuación, con ayuda de su esposa católica, imitó el estilo de gobierno romano ejercido por Teodorico.  Sorprende ver que, al morir en el 590, su reino no desapareció con él.  Sin embargo, territorialmente no era completo y los duques longobardos sobrevivieron para llevar adelante sus ambiciones por su cuenta, particularmente desde Spoleto en los Apeninos y Benevento en Campania.  Una vez pasada la crisis, los duques que retuvieron los mandos locales hicieron, de hecho, más difícil desalojar totalmente a los longobardos.  El gobierno imperial, en pleno contacto con los persas por la parte este, únicamente podía mantener un frente defensivo en Italia.

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