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27/9/12

LAS INVASIONES DANESAS EN INGLATERRA (I)

Entre el siglo IX y el XI los daneses tuvieron un papel importante en la historia de Inglaterra, si bien su presencia en el continente tuvo unos efectos negativos.  La ampliación del dominio carolingio a lo largo de las costas del Mar del Norte había situado inevitablemente al imperio bajo la atención de los daneses e incluso antes de la muerte de Carlomagno, las incursiones a lo largo de las costas ya comenzaron a presentar problemas peliagudos a su gobierno.  Ni la recuperación del poder militar franco ni la valía de su caballería permitieron al imperio tratar con sus enemigos marítimos.  Así pues, durante más de un siglo,, los daneses vivieron a costa del imperio y no ya de los territorios distantes y más vulnerables, sino de los más fuertes, es decir, de los valles formados por los ríos que desaguaban en el Mar del Norte y del valle del Loira.    Allí era donde estaban más arraigadas las tradiciones francas de imperio, donde había una mayor densidad de monasterios, enriquecidos por dos siglos de protección real.   Los trastornos políticos surgidos en la familia imperial después de la muerte de Carlomagno no contribuyeron a coordinar la resistencia frente a los nuevos enemigos, y hasta el mismo Carlos el Calvo se vio reducido a comprar a una facción de enemigos para que combatiera con otra en el 861-862.  La habilidad de los invasores en el medio acuático, sus ataques por sorpresa y su forma de actuar tan alta de escrúpulos a base de pequeñas bandas dificultaba la defensa a los francos si no se hacía a nivel local.  El gobierno imperial, en esos puntos, tenía escasísima influencia.  Los encuentros efectivos con los invasores sólo podían correr a cargo de príncipes locales, si bien al precio de la desintegración del imperio.  por irónico que resulte, fue la derrota infligida por el carolingio Carlos el Simple a las heterogéneas bandas de guerreros al mando de Rollo de Chartes la semilla de la que en el 911 nacería el ducado de Normandía, al inducirse a Rollo a hacer las paces, convertirse al cristianismo y a montar guardia en el valle del Sena para proteger a los francos frente a otros merodeadores.  París así se ahorró otro ataque danés como el de 885-886, pero Normandía se convertiría en el más grande de los principados septentrionales y en el que obstaculizaba el poder real.

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