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24/9/12

LOS REINOS BÁRBAROS EN INGLATERRA (V)

Los monasterios también fueron numerosos en la Inglaterra de los siglos VII y VIII, de acuerdo con el ejemplo irlandés, romano y franco.  Como sus contemporáneos los príncipes merovingios, los gobernantes ingleses también fundaron monasterios. Hubo caas famosas fundadas por mujeres, por ejemplo Whitby, fundada por la abadesa Hild, o Ely, fundada por la princesa Ethelthryth. Otras comenzaron modestamente, como Crowland, en la zona de los marjales, o incluso Lindisfarne, dependencia fundada por misioneros de Iona, opuesta a la frontera real de Bamburgh.  Las obras de Beda son prueba del buen uso que se dio a las fundaciones del abad Benedict Biscop en Jarrow y Monkweartmouth, Northumbria, de las que hay que destacar sus espléndidas bibliotecas, constituidas por libros adquiridos por Biscop en sus viajes a Roma.  el propio Beda, hacia el final de su vida (735), informa que unos motivos indignos inspiraron la fundación fraudulenta de monasterios con el fin de evitar las obligaciones públicas que comportaba la tierra.  Un consejo de la iglesia celebrado en el 747 ordenaba a los obispos que supervisaran más detenidamente los monasterios e impusieran la disciplina en ellos.  Sin embargo, los monasterios habían pasado a convertirse en parte del tejido de la sociedad y gozaban de riquezas e influencia.  Tanto en la Galia como en Inglaterra, la acumulación visible de riquezas a la gloria de Dios en iglesias que resplandecían de oro, plata, relicarios y ornamentos cuajados de alhajas era un señuelo irresistible para los bandidos.
En la Inglaterra del siglo VIII tenían una gran importancia los vínculos con el continente.  La gente piadosa y educada temía por las almas de sus hermanos germánicos del otro lado del mar, que estaban sometidos a las añagazas de los paganos, y se sentían parte de la iglesia universal, presidida por el Papa de Roma.  El imperio carolingio debía mucho a los ingleses, que habían respaldado las misiones frisia y turingia. No es exagerado considerar que Bonifacio contribuyó a que el papado estableciera una alianza con la nueva dinastía real franca.  La erudición de la escuela de York engrosó la corriente principal del renacimiento cultural carolingio a través de la obra de Alcuino (735-804).  Inglaterra fue la única región de la Europa cristiana de occidente que no fue absorbida por el imperio carolingio, si bien desde el punto de vista cultural formaba parte de ese mismo mundo.

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