Visitas hasta hoy:

5/9/13

LA NUEVA VIDA CONSTITUCIONAL EN FRANCIA (I)

El campeón cristiano más famoso contra el Islam en el siglo XIII fue el aliado de Federico, Luis IX de Francia (rey 1226-1270), servidor de Cristo en oriente durante seis años y que, de vuelta de las Cruzadas, donde estuvo entre 1248 y 1254, dedicó la mayor parte de sus energías a planear nuevas expediciones a Tierra Santa.  realizó una en 1270 que acabó siendo desviada hacia Túnez para luchar contra los enemigos musulmanes de su hermano Carlos, rey de Sicilia, no ya como una campaña subsidiaria sino como parte del desafío a los musulmanes del norte de África.  como es natural, la primera de las campañas de Luis había sido contra Egipto y en ella cayó prisionero de los musulmanes, obteniendo la libertad a cambio del pago de un rescate, a continuación de lo cual permaneció otros cuatro años en Tierra Santa, infundiendo su propia fe a los cristianos que allí se encontraban bloqueados y dedicando sus recursos a perfeccionar sus defensas.  A finales de siglo habría podido argumentarse que el rey de Francia y sus vasallos tenían deberes más acuciantes en su país que con los cristianos de oriente o con la recuperación de Tierra Santa, pero no es menos probable que entonces la preocupación del monarca por la cruzada no fuera objeto de críticas.  Es evidente que no se podía argumentar que descuidaba sus obligaciones en el reino y sería equivocado suponer que su presencia física fuese constantemente requerida por sus asuntos.  Durante su larga ausencia, su madre, Blanca de Castilla, se dedicó a una labor de supervisión general (1248-1254), como la había realizado igualmente y con la misma habilidad durante su minoría de edad.  San Luis, canonizado en 1295, se convirtió en el modelo de todos sus sucesores de la dinastía y la última monarquía de Francia, si no inspirada por su espíritu, surgió de la vida institucional que él había alentado.
Los problemas del gobierno de Luis de Francia fueron resultado de las inesperadas consecuencias del reinado de su abuelo.  Felipe II (1180-1223) había transformado la naturaleza de la norma capeta.  después de dos siglos de adormecimiento, la monarquía se convirtió de pronto en una poderosa fuerza dominante en Francia.  A los iniciales triunfos habidos con la recuperación de las tierras de Vermandois (que le ganaron el apodo de "Augustus" por parte del cronista Rigord), Felipe añadió las conquistas mucho más sustanciosas del rey Juan de Inglaterra.  Estas provincias ricas y bien gobernadas, desde Anjou al canal de la Mancha, permitieron que el rey de Francia dispusiera de las enormes ventajas de hombres con experiencia en el gobierno, en los cuales podía depositar su confianza para nuevos proyectos.  El reinado de Felipe también había sido testigo de la afortunada expansión de los barones franceses del norte por las tierras del sur, que no habían sido gobernadas directamente por los francos desde el siglo IX y cuya cultura, leyes, habla e incluso actitudes religiosas diferían grandemente de las de sus conquistadores.  Los últimos habían aportado la justificación para la cruzada contra los herejes albigenses.  Aunque el rey Felipe no tenía ninguna intervención en la misma, la eliminación efectiva del rey de Aragón de gran parte de la región como resultado de la derrota de Miret en 1212 abrió el camino para una presencia real francesa en el sur y, una vez que Luis VIII hubo conquistado Poitou de forma harto desconsiderada al joven Enrique III de Inglaterra, resultó inevitable que el rey de Francia se involucrara de manera directa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión me interesa, pero será revisada antes de su publicación