Visitas hasta hoy:

19/9/13

INFLUENCIA URBANA EN LA ALTA EDAD MEDIA (I)

La involucración política y las iniciativas de la Hansa indican que, más tarde o más temprano, las unidades económicas y sociales con autonomía legal se verían obligadas a pagar el coste militar de la independencia. En una sociedad predominantemente rural, donde las ciudades eran en su mayoría dependientes en lo que a recursos se refiere, aquéllas se veían superadas en número y únicamente podían preservar su independencia convirtiéndose en pequeños estados con sus propios territorios y sus poblaciones rurales, cambiando los rasgos de los gobiernos urbanos para hacer frente a sus nuevas responsabilidades "imperiales".  En Alemania hubo muchas ciudades imperiales libres que se las arreglaron para sobrevivir en pequeños territorios, porque había muchos pequeños señores del imperio que retrasaron la aparición de unos pocos estados poderosos.  En los Países Bajos, las aspiraciones de Brujas o Gante al rango de ciudades-república fueron sofocadas por a rivalidad de muchos vecinos más pequeños, por el carácter altamente urbanizado de la región (que no dejaba un hinterland potencial) y por la decisión de los condes de Flandes y los duques de Borgoña de recuperar su poder político sobre los ciudadanos.  Únicamente en Italia hubo unas cuantas ciudades -Milán, Venecia, Florencia y algunas otras- que consiguieron crear estados viables a partir de núcleos ciudadanos.  Igualmente, en el norte, Berna creó un impresionante estado, mientas que las ambiciones de Zurich para conseguir lo mismo se vieron frustradas.  El ducado de Milán absorbió muchas pequeñas ciudades de su entorno, que pasaron a convertirse en "provincia" sin por ello perder necesariamente su orgullo cívico.  La nueva organización política no suponía el derrumbamiento de la vida ciudadana como tal, si bien tuvo que cambiar su carácter, adaptándose a las circunstancias del siglo XV, igual que lo había hecho en los siglos X y XI.  El nuevo orden de cosas representaba invariablemente la instalación de gobiernos con sedes ijas en as capitales, en los que se adoptaban de las ciudades muchos de sus rasgos más característicos, como el corporativismo en el gobierno y tanto la letra como los estilos culturales en materia de ceremonias y debates religiosos.  A partir de este momento las ciudades marcaron el ritmo en la transformación de los valores europeos: dejaron de cerrarse psicológicamente al campo y sus ciudadanos adquirieron fincas rurales que fueron transformando paulatinamente en huertos, parques y jardines.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión me interesa, pero será revisada antes de su publicación