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23/10/13

LAS VIDRIERAS MEDIEVALES

Las vidrieras de las iglesias, hechas a base de cristales pintados, nos provocan las emociones más intensas de todo el arte de la Edad Media. Emmanuel Viollet-le-Duc (1814-1879) habla de una experiencia vivida en su infancia en Notre Dame de París y nos dice que, cuando los rayos del sol atravesaban el rosetón del transepto sur y el órgano empezaba a sonar, creía que era el rosetón el que cantaba.  El abad Suger de St. Denis decía que as vidrieras de las ventanas de su monasterio servían para enseñar a la gente sencilla que no sabía leer la Biblia cuáles eran las verdades en las que había que creer.  Pese a que las ventanas actualmente pueden afectar poderosamente nuestra sensibilidad, estaban pensadas para instruir y, como las modernas vallas de los anuncios, pretendían captar la mirada con un determinado fin.
Es un hecho que las iglesias de principios de la Edad Media tenían ventanas con vidrieras pintadas, pero los fragmentos que han subsistido no permiten hablar de manera convincente de la naturaleza o extensión de su decoración.  De la segunda mitad del siglo XI nos ha llegado una cabeza de Cristo procedente de Wissembourg, Alsacia, pero pese a lo depurado de su técnica no indica que los artistas hubieran llevado muy lejos el arte de presentar escenas narrativas a través de vidrios pintados.  Sin embargo, a comienzos del siglo XII los artesanos habían perfeccionado sus dotes hasta tal unto que Suger tuvo razones justificadas para pedirles que ilustraran algunas escenas bíblicas y alegóricas en seis ventanas, de las que todavía existen dieciséis paneles, todos ellos restaurados.  Suger escogió los temas y se inspiró en la erudición bíblica de Ruperto de Deutz (1075-1130), lo que probablemente signifique que los hombres que trabajaban para él no tenían dibujos en qué inspirarse.  Una de las ventanas, el Árbol de Isaí, tema del que se sabe que había sido pintado en manuscritos antiguos pero no en vidrio, fue copiado casi inmediatamente en la catedral de Chartres.  En Chartres han sobrevivido otras tres vidrieras del mismo período.  En otros lugares del norte de Francia, especialmente en Le Mans y Poitiers, hay vidrieras que ilustran escenas bíblicas, que ocupan todo su espacio (la escena de la crucifixión, en Potiers, cubre ocho metros de altura) y demuestran que el arte de los vidrios pintados, aunque de desarrollo reciente, había adquirido gran dominio sobre las formas.

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