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22/10/13

EL TRABAJO DE LA MADERA

Los artesanos medievales hacían trabajos con los materiales que dominaban: metal, piedra o madera.  No aspiraban a plasmar en realidad una idea artística, ni tampoco se esforzaban en forzar la apreciación estética de sus clientes.  Las dotes del metalista podían manifestarse de muchas maneras diferentes, pero no por ello le facilitaban la talla de la piedra.  Que hiciera figuras  era una faceta más de s habilidad para hacer pilas bautismales o retablos y no significaba que hiciera "escultura".  Los bárbaros no trabajaban originariamente la piedra, sino sólo el metal o la madera.  Los objetos de madera eran más vulnerables a los efectos del tiempo y la naturaleza del material contribuía  a que no fueran tema popular de estudio.
La disponibilidad de madera, por los menos hasta el siglo XII, significaba que la mayoría de las edificaciones resultaban más baratas y eran más fácil de construir si eran de este material.  Los incendios imponían frecuentes reconstrucciones, lo que hacía necesario que los edificios fueran estructuras a corto plazo.  Las edificaciones bárbaras primitivas demuestran que sabían construir enormes salas para grandes señores y que eran capaces de techarlas.  Hasta muy avanzado el siglo XII siguieron construyéndose los castillos a base de empalizadas de madera colocadas sobre grandes montículos de tierra, si bien la nueva arquitectura de piedra no privó al carpintero de desempeñar sus funciones.  Las primeras iglesias de piedra solían tener techumbres de madera y, cuando los albañiles góticos aprendieron a construir bóvedas pétreas, los servicios de los carpinteros no dejaron por ello de ser igualmente esenciales para los andamios y las cimbras, por no hablar también de la propia techumbre.  Todavía es posible admirar  en muchas catedrales la maciza obra de madera requerida, colocada al otro lado de la bóveda.
La talla en madera del período medieval es mucho menos notable.  Algunas de sus manifestaciones más sugestiva, las misericordias, ni siquiera fueron realizadas para provocar la admiración.  Sólo una parte de la decoración destinada a los accesos a la iglesia y de los salones ha sobrevivido para dar testimonio de su importancia.  Con todo, los ejemplos de talla de madera más antiguos que han llegado hasta nosotros permiten la comparación con esculturas de todas las épocas y demuestran que los artesanos ya habían adquirido un gran poder expresivo.

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