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19/11/13

LA TRANSFORMACIÓN DE RUSIA

En el curso de este período, prácticamente desconocido de los latinos, los rusos también se lanzaron a reorganizar tanto su vida eclesiástica como secular después del gran impacto de las invasiones mongolas.  La primitiva organización de los rusos como grupo político diferenciado data del siglo X, cuando las ciudades vinculadas a Kiev y convertidas por los ortodoxos al cristianismo estaban gobernadas por los descendientes de los mercaderes-soldados escandinavos.  En aquel tiempo había comenzado apenas la colonización de los bosques adyacentes  y, al igual que en otros lugares de Europa oriental, la inmensidad del territorio y la escasez de colonizadores hacía que los progresos fueran lentos y pacientes.  Hasta cierto punto, apenas se advertían.  Es indudable que los disturbios políticos que conocieron las ciudades de la órbita de Kiev en el siglo XII empujaron a los emigrantes a trasladarse a los bosques y a proceder a nuevos asentamientos.  Todavía no había demanda que impulsara las exportaciones de cereales, de modo que la colonización representaba a los sumo una simple expansión demográfica o una insatisfacción política.  Los agricultores se movían de un lado a otro con entera libertad y no hacía falta sentirse tentado ni coaccionado para acceder a trabajar la tierra.  Por espacio de siglos los campesinos fueron sus propios amos y, a través de organizaciones propias, se instalaron allí donde se les antojaba.  Sería imposible calcular hasta qué nivel se habían desarrollado estos asentamientos cuando, en 1237, los mongoles dominaron en la Rusia de Kiev.  El dominio mongol de la estepa meridional y del Volga mantenía a los rusos en tensión, lo que hizo que por espacio de dos siglos siguieran siendo predominantemente un pueblo rural.
La consecuencia más duradera que se derivó del dominio mongol no fue tanto la carga de tener que pagar unos tributos en dinero como la división experimentada por los propios rusos.  Kiev, capital principesca y base religiosa del metropolitano ortodoxo, estaba en manos de un gobernante que recibió el apoyo de occidente a través del Papa.  Al producirse su muerte, el territorio fue ocupado por los mongoles, por lo que el metropolitano ortodoxo se sintió lo suficientemente incómodo para tener que abandonar Moscú en 1308.  Los Pequeños Rusos -o ucranianos- siguieron siendo ortodoxos, pero una vez que los mongoles comenzaron a ceder terreno a los polacos y lituanos, Ucrania se mantuvo durante siglos en estrecho contacto con occidente.  Bajo el liderazgo lituano, trataron de recuperar su papel preponderante en los asuntos rusos, pero resulta significativo que fueran incapaces de derrotar a los Grandes Rusos en el norte.  Los rusos blancos (los bielorrusos), situados a lo largo del Dnieper, también se encontraban bajo presión por la acción de los lituanos, si bien acabaron también por constituir un grupo diferenciado.

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