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6/11/13

EL LANGUIDECIMIENTO DEL IMPERIO ORIENTAL

Los griegos en su apogeo, y más adelante los otomanos, mantuvieron imperios duraderos que no dejaban espacio para disensiones interiores, salvo en la corte imperial, y que contaban con ejércitos permanentes y flotas para su defensa.  Sin embargo, entre los siglos XIII y XV no hubo ninguna potencia capaz de reunir los ejércitos adecuados y, menos aún, de combinar fuerza militar y naval suficiente para establecer un imperio unido.  Las razones que lo explican deben ser complejas y continúan en la polémica.  A finales del siglo XII ya se estaban evidenciando signos que demostraban que los griegos estaban perdiendo el control del imperio.  La dinastía de los Comnenos, que había devuelto el sentido de un objetivo político al imperio, no había sido capaz de desalojar a los turcos (que, después de la batalla de Manzikert en 1071, se habían establecido en Anatolia) y había aceptado que su fuerza estaba en el mar, gracias a su control del litoral.  Pero ya se estaban manifestando signos de la fuerza creciente de la potencia marítima italiana, sobre todo gracias al movimiento de las cruzadas.  Desués de la muerte de Manuel Comneno (1180) hubo familias rivales que lucharon por la sucesión al imperio y los cruzados de occidente se vieron inevitablemente arrastrados a estos conflictos tanto en 1191 como en 1204.  La ocupación latina de la misma Constantinopla, que desmembró el imperio en beneficio de los latinos, es evidente que no hizo nada para unificar a los griegos; al contrario, éstos lucharon entre sí por la gloria nominal del imperio.  Los emperadores griegos, restablecidos después de 1261, encontraron que los territorios del imperio estaban divididos entre numerosos soberanos griegos, latinos y eslavos, puesto que los eslavos también se habían aprovechado del derrumbamiento del gobierno imperial para formar nuevos principados por su cuenta.  No es necesario advertir que se trataba de movimientos protonacionalistas.  En ausencia de una fuente normal de gobierno, había que improvisar algún tipo de autoridad.  Hasta cierto punto, aquellos estados "nativos" dejaban un valioso legado a la posteridad, si bien demostraron sin excepción que eran ineptos para asumir las cargas del gobierno cuando estas, a su debido tiempo, comenzaron a aparecer.

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