Visitas hasta hoy:

20/11/13

LA TRANSFORMACIÓN DE RUSIA (II)

Los Grandes Rusos que surgieron como pueblos dominantes en Rusia en los siglos XIII y XIV posiblemente ya se habían hecho más numerosos y más poderosos mucho antes de las invasiones mongolas, pero fue el gobierno mongol el que contribuyó a que accedieran al poder, por una parte aplastando la Rusia de Kiev y por otra porque los Grandes Rusos estaban en cierto modo protegidos contra la fuerza del poder mongol por los bosques que cubrían las tierras del norte.  Novgorod fue la única ciudad kievana de importancia que resistió al ataque mongol, si bien no por ello se convirtió en el foco del renacimiento de la Gran Rusia.  La nueva Rusia, como correspondía a una comunidad que se apoyaba más en la agricultura que en el comercio, estaba gobernada por príncipes, de los cuales el primero en adquirir notoriedad fue Alexander Yaroslavski, príncipe de Vladimir (1246-1263), que sería el gran héroe de Nevski, apelativo que se ganó gracias a haber derrotado Novgorod junto al río Neva en 1240, victoria que fue seguida de la obtenida sobre lo caballeros teutónicos en el lago Peipus en 1242.  Pero Novgorod no perdió totalmente su independencia hasta el final del siglo XV, pese a aceptar el dominio de los príncipes de Vladimir que, a partir de aquel momento, fueron los señores de Rusia.  El propio Nevski adoptó una actitud muy prudente con sus vecinos mongoles y, como no se hizo notar ni despertó la alarma, sus sucesores estuvieron en condiciones de labrar el prestigio de su familia a ojos de los pueblos rusos.
En el momento de su muerte sus hijos compartieron sus tierras, y al más joven le correspondió Moscú, prueba de que la ciudad en aquel entonces no rayaba gran altura.  Sin embargo, después de medio siglo el metropolitano ruso se instaló en esa misma ciudad y la convertiría en el centro religioso de todos los rusos.  Aunque el hecho fue importante, fue la naturaleza del predicamento que disfrutó Rusia en el siglo XIV lo que contribuyó a la intensificación del sentimiento religioso ruso en aquella época y, en lo que respecta a Moscú, su preponderancia en las materias religiosas hizo que se produjeran inevitablemente unas importantes consecuencias.  El desarrollo de la vida monástica rusa, particularmente por obra de San Sergio de Radonezh, fue particularmente importante por su contribución a la cultura rusa a través de la literatura y de la pintura, por sus vínculos con los monasterios ortodoxos del Monte Athos y por una nueva conciencia del movimiento místico ortodoxo hesicasta.  Los monjes también obtuvieron favores de los señores tártaros, como el privilegio de no pagar tributos por sus tierras, y adoptaron una actitud sumisa y respetuosa con los tártaros, lo que contribuyó a que los gobernantes de la dinastía mantuvieran unas relaciones pacíficas con sus amos.  Iván Kalitá I (1328-1341) fue el primer gobernante de Moscú que obtuvo de los tártaros el derecho de actuar como recaudador de impuestos entre los cristianos, por lo que en este aspecto se aprovechó del dominio tártaro como un medio de conseguir influencia con todos los rusos.  Iván transmitió su autoridad a su hijo.  Seguramente que contó mucho para la continuidad de la historia rusa el hecho de que no faltaran nunca hijos para suceder a su padre en cada una de las generaciones y que estos gobernantes de Moscú gozaran de una larga vida, ya que entre 1359 y 1584 sólo hubo seis gobernantes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión me interesa, pero será revisada antes de su publicación