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2/12/13

EUROPA EN EL SIGLO XV (III)

Las innegables ventajas aportadas por la paz y los príncipes excusaron hasta cierto punto la importancia dada a los acontecimientos políticos.  Pese a todo, el siglo XV pertenece culturalmente a hombres como Johann Guttenberg, a grandes pintores flamencos e italianos, a músicos como John Dunstable y Guillaume Dufay ya genios excéntricos como Leonardo da Vinci o Cirstóbal Colón.  El patronazgo de los gobernantes tuvo un gran peso en el éxito de sus empresas, pero la inspiración y maestría técnica de la que hicieron gala nada tuvo que agradecer a la política, salvo en el aspecto de que la relación entre los cortes y los artesanos fue esencial para la obra de aquellos personajes. La situación política había creado sociedades capaces de beneficiarse de estas habilidades.  No obedece al azar que surgiese la imprenta en las ciudades renanas alemanas o que fuera en Florencia y no en Siena o en Milán donde a principios del siglo XV la arquitectura, la escultura y las artes figurativas experimentaron una "renovación".  El éxito de la imprenta sirve para recordarnos también que aquí los príncipes contaban muy poco.  Lo que contó de verdad fue la demanda "masiva" de libros impresos, folletos y grabados y fue, por tanto, allí donde las masas alfabetizadas abundaban donde la imprenta cubrió una necesidad.  Y a la inversa, en este tipo de sociedades los hombres de mar y los visionarios no encontraban protectores.  Ni los genoveses ni siquiera los ingleses habrían podido sacar provecho de los descubrimientos de Colón, de haber sido realizados en nombre de ellos.  Una de las fuerzas de Europa en este período era que sus unidades políticas, pese a ser comparables, diferían considerablemente en cuanto a composición.  La diversidad de la cultura europea ha continuado siendo una de sus fuerzas, aunque también uno de sus rasgos más exasperantes.

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