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3/12/13

APARECE BORGOÑA

Está fuera de toda duda que los gobernantes europeos más vistosos de mediados del siglo XV fueron los duques de Borgoña.  Sin embargo, Borgoña no era realmente la base de su poder y, dentro del reino de Francia, su título de duque no es representativo de su carácter soberano.  Se trataba de verdaderos aristócratas, que descendían de la casa real francesa y que en cada generación se habían casado con princesas aristocráticas, pese a todo lo cual fueron auténticos innovadores.  Quien labró originariamente su fortuna fue Carlos V de Francia, que obtuvo la mano de la heredera de Flandes para su hermano más pequeño, Felipe de Borgoña (el Atrevido), principalmente para impedir que la heredera se casase con algún enemigo de su reino (1369).  Felipe de Borgoña desempeñó su papel con bastante lealtad, pero los acontecimientos ocurridos en el reino de Francia no dejaron de frustrar las esperanzas últimas de Carlos V con respecto a los Países Bajos.  En lugar de verse absorbidos con el paso de las generaciones y sin esfuerzo alguno como una manera de continuar la política de Felipe IV por otros medios, en realidad los Países Bajos fueron unificados por el hijo de Felipe, Juan (Sin Miedo), y se transformaron  en un poderoso estado independiente.  La incapacidad del rey Carlos VI para gobernar su reino había descargado sobre los hombros de Felipe de Borgoña una carga adicional que él llevaba conscientemente y con dignidad, pero después de su muerte, su hijo, Juan, de quien se esperaba que cubriría su función dentro del reino y, como era lógico esperar, el hermano de Carlos VI, Luis de Orleáns, desafiaron sus pretensiones.  El reino quedó dividido como resultado de las lealtades políticas de los borgoñones y de los armagnacs (partido real capitaneado por el conde de Armagnac)  y, como resultado de este hecho, el duque de Borgoa se convirtió en una figura extremadamente discutida y se vio arrastrado a adoptar una posición mucho más independiente.  Se retiró, pues, de París y marchó a los Países Bajos, elegidos como base de su poder.  Juan, asesinado por el partido de Armagnac en 1419, fue vengado por su hijo Felipe el Bueno e hizo con Enrique de Inglaterra una alianza que permitió al rey imponer condiciones a Carlos VI.  La alianza anglo-borgoñesa subsistió hasta 1435, cosa que pesaba a Francia, ya que procuraba eludir el control de los ingleses.  Entretanto, Felipe usó aquellos años para ampliar su dominio político a los Países Bajos.

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