Visitas hasta hoy:

9/12/13

APARECE SUIZA (III)

Sin embargo, la confederación carecía de instituciones comunes, defecto que no fue remediado, pero había adquirido una conciencia de realización y de compromiso que llevaría adelante durante el siglo siguiente, cuando la confederación pasó de una posición defensiva a otra más agresiva.  Así, los campesinos de Appenzell fueron aceptados como aliados después de obtener su independencia del abad de St. Gall (1411).  Cuatro años más tarde, Berna tomó las riendas y sometió al dominio suizo la ciudad de Aargau, perteneciente a los Habsburgo.  Estas tierras no estaban divididas entre sus miembros sino administradas conjuntamente.  A pesar de este compromiso común, los miembros de la confederación tenían muy pocos motivos para perseguir un gran acuerdo en política.  Los intereses de la ciudades en particular estaban en conflicto con los de los valles.  Así, a mediados del siglo XV, las ambiciones de Zurich de construir una ciudad-estado de importancia comparable a la de Berna en el oeste se vinieron abajo ante la resistencia de Schwyz y Glarus.  La guerra hizo notar al rey francés las cualidades combativas de los suizos y los introdujo en asuntos internacionales.  Los suizos eran conscientes de su fuerza y no tenían escrúpulos en lo que a utilizarla se refiere.  En 1460 fue ocupada Thurgay y, en 1466, Berna accedió a  hacer una alianza defensiva con la ciudad imperial de Mülhausen, que hubo de temer por su independencia, en manos del duque Segismundo de Austria.  De este modo los suizos volvieron a verse envueltos en los asuntos de los Habsburgo, y Segismundo, por su parte, con el duque de Borgoña, Carlos el Atrevido.  La derrota suiza de Carlos en la batalla de Morat en 1476 demostró la superioridad militar helvética sobre los mejores soldados de Europa.  Esta defensa decisiva de la independencia suiza abrió el camino a la aceptación de Friburgo y Solothurn como nuevos miembros de la confederación a través del acuerdo de Stans (1481).  Cuando, bajo Maximiliano, la confederación tuvo que luchar contra la liga de Suabia, el resultado fue un arreglo de cuentas final con el imperio, que concedió la independencia política suiza en todos los aspectos, salvo nominalmente (1499).  Inmediatamente después Basilea y Schaffhausen se incorporaron a la confederación (1501) y Appenzell se convirtió en miembro soberano con pleno derecho en 1513.  La fama de gentes pacíficas de que gozan los suizos en época moderna, pese a estar respaldada por el riguroso servicio militar que todavía sigue exigiéndose de los ciudadanos suizos, hace difícil hacerse una idea de la fama que tenían en el siglo XV los montañeses helvéticos.  De haber estado más unidos en aquel estadio, se habrían podido aventurar a servirse de su fuerza militar por cuenta propia para construir un imperio, tal como hicieron los suecos en el siglo XVII.  Sin embargo, el carácter local de su gobierno cantonal sujetó sus ambiciones dentro de unos límites y propuso a Europa un ejemplo diferente.  Ante el reto de las cambiantes condiciones de la época, reaccionaron insistiendo en su independencia y, al obrara de esta manera, incorporaron su indispensable voz a las complejas armonías de Europa con una sociedad que es todo un poema dentro de la Historia Contemporánea de nuestro continente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión me interesa, pero será revisada antes de su publicación