Visitas hasta hoy:

8/12/13

APARECE SUIZA (II)

La fe que tenían las comunidades del valle en sus derechos tradicionales a la justicia como hombres libres y el carácter constitucional de sus privilegios imperiales los condujo de una manera natural a buscar nuevas confirmaciones reales de su posición de los rivales que tenía el imperio de los Habsburgo, Adolfo de Nassau (1297), Enrique de Luxemburgo (1309), con Unterwalden incluido a partir de entonces entre los otros y ahora todos ellos designados colectivamente como Waldstätte (cantones del bosque). Si los Habsburgo no podían oponer una resistencia abierta a esta situación, ciertamente que no renunciaban a sus ambiciones en la zona ni tampoco podían prever que los Waldstätte tendrían un verdadero futuro político.  Los Habsburgo habían comprado el señorío de Friburgo (1277), la ciudad de Lucerna (1264-1288) y Zug.  La oportunidad de una confrontación decisiva con la confederación surgió en 1315, en una época en que Federico de Habsburgo estaba comprometido en una lucha con Luis el Bávaro por la corona de Alemania.  El hermano de Federico, Leopoldo, planeó y dirigió una campaña contra Schwyz para castigarlos por un ataque al monasterio de Einsiedeln (del que los Habsburgo eran protectores), resultado de una larga disputa sobre los derechos a los pastos de las montañas.  Las huestes de Leopoldo sufrieron una decisiva derrota por parte de los soldados de Schwyz y Uri en Morgarten.  El hecho ganó fama internacional a los suizos y los impulsó a redactar una nueva constitución de su confederación en alemán, en la cual la alianza perpetua negaba explícitamente por vez primera los derechos señoriales de los Habsburgo dentro del territorio de la confederación.  Aquella manifestación palpable de sus objetivos y la demostración de su capacidad militar para derrotar a un ejército noble y poderoso permitió a la confederación sobrevivir durante los años sucesivos de incertidumbre.  Los Habsburgo, humillados pero no resignados, no tenían motivos para temer un apoyo real activo a los suizos, que se daban cuenta de que deberían velar por sus propios intereses.  A este fin necesitaban aumentar las dimensiones de la confederación si no querían verla ahogada entre Lucerna y el San Gotardo.
El primer paso consistía evidentemente en procurarse la adhesión de Lucerna.  En 1332 pasó a convertirse en aliada perpetua de la confederación y fue entonces cuando los Vierwaldstäter se unieron por vez primera, a pesar de lo cual Lucerna no dejó de ser una posesión de los Habsburgo ni tampoco cambió sus leyes para ingresar en la comunidad de justicia de la confederación.  Los Habsburgo no desafiaron este extraño pacto de su ciudad con sus enemigos jurados y hasta 1385 siguió siendo una ciudad de los Habsburgo.  De este modo la confederación rural demostró que podía aumentar su fuerza si encontraba una incorporación formal. Todavía más extraña fue la alianza establecida con Zurich en 1351.  Esa ciudad imperial había caído en manos de Rudolf Brun, nombrado burgomaestre perpetuo en 1336. Forzado a guerrear con los Habsburgo en 1350 gracias a los esfuerzos de unos cuantos ciudadanos exiliados, estableció un pacto con la confederación como enemiga declarada de los Habsburgo.  En la guerra que siguió, los territorios de los Habsburgo de Glarus y Zug también se unieron a los aliados contra su señor.  En la paz de Regensburg de 1355, aunque esos dos pasaron al dominio de los Habsburgo, éstos se vieron obligados a reconocer la existencia de la confederación.  Si ésta parecía haberse beneficiado muy poco territorialmente por aquella alianza de conveniencia de Zurich, de todos modos sobrevivió para obtener un reconocimiento forzado de su enemigo de siempre.  Durante ese mismo período, la ciudad-estado de Berna, en vías de expansión hacia el oeste, encontró ventajoso entrar a formar parte de un pacto perpetuo, acordado en 1353, para neutralizar a los suizos e impedir que ayudaran a los campesinos vasallos de Berna de los valles de Lütschine y Bodeli.   Ni Zurich ni Berna, que contaban con tradiciones propias de independencia urbana, consideraban su participación en la confederación como algo más que oportunismo y estaban muy lejos de considerar a los Habsburgo como enemigos inveterados.  Si embargo, en 1382 Bernaacudió a la confederación en busca de ayuda militar para la guerra que sostenía contra Rodolfo II de Keburg-Burgdorf, pariente de los Habsburgo.  Como resultado Berna descubrió que sus territorios habían pasado a ser adyacentes de las tierras de los Habsburgo por la parte norte.  Cuando, en 1385, Lucerna quiso aprovecharse de la situación para constituir un territorio propio, apoderándose de las tierras de los Habsburgo y desentendiéndose de las reivindicaciones de éstos sobre la ciudad, Leopoldo III decidió que había llegado el momento de la intervención decisiva, siempre que su autoridad no resultara menoscabada de manera manifiesta.  Los cuatro cantones forestales derrotaron a su ejército y dieron muerte al propio Leopoldo en la batalla de Sempach de julio de 1386.  En Nafels, en 1388, también fue derrotado por los campesinos de Glarus un ejército vindicativo capitaneado por Alberto III de Austria, hermano de Leopoldo.  Berna se aprovechó de la situación para hacerse con los señoríos de Büren y Nidau, pertenecientes a los Habsburgo.  En 1389 se negoció una tregua que se prolongó hasta 1415.  Laconfederación se había convertido en una fuerza poderosa y comprendía ocho Orte (territorios): Schwyz, Uri, Unterwalden, Lucerna, Zurich, Berna, Glarus y Zug.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión me interesa, pero será revisada antes de su publicación