Visitas hasta hoy:

1/10/12

EL RESURGIMIENTO DEL IMPERIO DE ORIENTE (y V)

Aparte de que el búlgaro Simeón exigía la atención, el imperio podía hacer muy poco con los musulmanes, que se amparaban en su fuerza marítima para terminar la conquista de Sicilia (902) y Tesalónica (904).  Una vez controlado Simeón, el nuevo emperador Romanus Lecapenus consolidó la fuerza de su flota y reanudó la guerra en oriente con la recuperación de Melitene (931-934).  Esto provocó un contraataque de los gobernantes Hamdanid, de Mosul, que penetraron en el norte de Siria y luharon contra los griegos desde Alepo.  Pese a todo, la campaña del 943 recuperó Martirópolis, Amida, Dara, Nisibis (Nusaybn) y Edesa (Urfa) para el Imperio.  A lo largo de las repetidas campañas la frontera cambiaba constantemente de lugar y sólo con Nicéforo Focas y Juan Tzimisces fue posible poner fin a la reconquista.  Creta fue recuperada en el 961 y, en el norte de Siria, Nicéforo consiguió avanzar hasta Alepo (962).  Sus éxitos militares en la cuestión de hacer retroceder la frontera desde las montañas del Tauro y la victoria naval que le permitió conquistar Chipre (965) prepararon la espectacular ocupación de Antioquía después de un sitio muy largo y de la sumisión de Alepo, la capital de Hamdanid.  Desde esta posición Tzimisces avanzó contra los fatimitas, que habían invadido Siria, y ocupó Tierra Santa, llegando por el sur hasta Cesárea y decidiendo entonces que la conquista de Jerusalén estaba de momento por encima de sus posibilidades (975-976).  Después de su muerte volvieron los fatimitas, pero Basilio II hizo las paces en unas condiciones que le permitieron la posesión de Antioquía y Rafanea y un protectorado sobre Alepo.  Basilio II puso también bajo su protección parte del reino armenio y anexionó el resto.  Toda la nueva zona fronteriza oriental quedó dividida en distritos: bajo el mando de duques en Antioquía y Mesopotamia; bajo "calepanes" en Edesa, Vaspurkan, Iberia y Teodosiópolis y bajo el strategos de los temas de Teluch, Melitene y Taron.  El imperio oriental, por tanto, estaba en su apogeo medieval cuando murió Basilio II en 1025, por haber experimentado una notable e impredecible recuperación como importante potencia militar y naval contra el asalto que pudiera llegar en cualquier momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión me interesa, pero será revisada antes de su publicación