Visitas hasta hoy:

30/8/12

EL IMPERIO DESDE EL SIGLO V AL VII (III)

Después de la muerte de Justiniano, ocurrida en el 565, sus logros no se vinieron abajo de forma inmediata, aunque no tardaron en surgir problemas que pusieron a prueba la capacidad de sus sucesores, menos dotados que él.  Justino II (565-578) se negó a pagar más tributos a los ávaros y rompió relaciones con los lombardos, a los que su tío Justiniano había establecido en el Nórico.  Mientras los ávaros atacaban el imperio, los lombardos se dirigieron contra los gépidos e invadieron Italia (568).  El envite inicial de la invasión les permitió hacerse con gran parte del valle del Po en el 572, pero el futuro de su estado se vio comprometido por la falta de liderazgo entre el 575 y el 584, período en el que hubo varios duques que  compartieron el poder y continuaron la conquista de manera gradual. Los emperadores no claudicaron ante aquella nueva amenaza y llamaron en su ayuda a los francos.  Tanto la costa como gran parte del interior al sur del Po estaban defendidos.  No fue posible desalojar a los lombardos y poco a poco comenzaron a ganar terreno.  Sin embargo, el imperio no perdió todas las tierras de Italia hasta el siglo XI, por loq eu la reimposición de la autoridad imperial por parte de Justiniano no constituyó un hecho transitorio en la historia de la península.  No permitió que los lombardos unificaran Italia bajo su gobierno como había hecho Teodorico, lo que tuvo importantes consecuencias para el futuro de aquellas tierras.
En oriente, los azares de la guerra otorgaron a los persas ocasionales victorias, si bien el imperio todavía fue capaz de proseguir la lucha y de aprovecharse de las disputas internas de los persas hasta el reinado de Focas (602-610).  Posteriormente, Khusrau II derrotó al imperio en el 604 e invadió Asia Menor hasta Calcedonia, frente a la capital (609).  También conquistó Siria, Jerusalén y Egipto. Tan sólo cuandolos persas amenazaron la capital (619-620), el nuevo emperador, Heraclio (610-641), comenzó a inquietarse.  Por espacio de seis años (622-628), Heraclio fue un hombre inspirado que hizo retroceder a los persas en Asia Menor y en Armenia.  Khusrau había llamado en su ayuda a los ávaros para llevar a cabo un ataque conjunto contra la capital, mientras Heraclio atravesaba el Mar Negro para atacar directamente Persi.  Khusrau, derrotado en Nínive en el 626, no se pudo salvar ni tampoco salvar a su imperio.  Heraclio recuperó todo el territorio que había perdido en los veinte años anteriores. Sin embargo, en la época de su muerte en el 641, el  imperio se vio acechado por un enemigo todavía más terrible e insidioso, ya que en el 634 los musulmanes habían hecho irrupción en Siria.  Esta vez Heraclio no fue capaz de frenar la embestida. Hacia mediados de siglo los musulmanes habían ocupado el mar e invadido Chipre (649) y odas.  Constantinopla se vio sitiada tres veces (669, 674-80, 716-17).  A pesar de que las zonas estratégicas griegas quedaron al abrigo y durante un tiempo la guerra se concentró en tierras musulmanas, la pérdida del norte de África (697) vino a confirmar que el imperio se encontraban en una situación altamente comprometida.  Al ser reanudada la guerra en el Asia Menor, la capital se salvó por la intervención del primer emperador de una nueva dinastía, León III (717-741).  La pérdida de gran parte de las regiones del imperio más valiosas, más densamente pobladas y con una civilización más antigua, como Siria y Egipto (donde los tres grandes centros cristianos de Alejandría, Jerusalén y Antioquía pasaron a manos de los musulmanes), no sólo mermó los recursos del imperio sino que acentuó su carácter griego.  En tiempos de Heraclio, el griego había sustituido al latín como lengua de los actos oficiales.  El imperio recuperaría aún parte de su poder militar pero ya no volvería a asumir nunca más su misión universal romana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión me interesa, pero será revisada antes de su publicación