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29/8/12

EL IMPERIO DESDE EL SIGLO V AL VII (I)

Después del 476 no volvió a nombrarse ningún emperador romano de occidente, por lo que la soberanía de todo el imperio volvió a recaer sobre Constantinopla.  Sin embargo, no hubo ningún emperador de oriente que durara más de cincuenta años como para hacerse cargo de las responsabilidades de occidente. Tampoco los católicos occidentales, incluido el Papa, tenían la intención de dejar a sus correligionarios orientales en manos de los bárbaros, sobre todo porque la mayor parte de los bárbaros que estaban en el poder, dejando aparte los francos, eran herejes arrianos.  Teodorico el ostrogodo, rey de Italia (493-526), no podía permitirse prescindir del imperio oriental ni negar la autoridad del emperador, puesto que aunque gozaba de una independencia práctica, sus vasallos católicos romanos aceptaban su mandato con mal disimulado disgusto.  Sus intervenciones en la Galia, tendentes a reforzar a los arrianos contra Clodoveo, no pudieron por menos de incitar al emperador de oriente a tener en cuenta al rey franco y a honrarlo.  El sucesor del emperador Anastasio, Justino (518-517), consideró que su gobierno era suficientemente fuerte para reprimir las herejías que habían debilitado el imperio en el siglo V, incluyendo el arrianismo.  Teodorico había empezado a temer por el futuro antes de su muerte, ocurrida en el 526.  El sucesor de Justino, Justiniano (527-565), siguió esta iniciativa  a través de una intervención militar en el norte de África, Italia y España.  El norte de África fue rescatado de los vándalos en el 533 en cosa de pocos meses.  Después de un siglo de temores, la propia Roma fue liberada del poder de los vándalos en el Mediterráneo. Desde África, el general de Justiniano, Belisario, se lanzó a ocupar las islas de Sicilia, Córcega y Cerdeña.  En el 536 desembarcó en Nápoles y entró en Roma.  Hacía diez años que había muerto Teodorico y no había ningún ostrogodo que le igualara como astuto político y, menos aún, que supiera hacerse cargo de la nueva táctica de la intervención directa.  Aun así, los godos, a diferencia de los vándalos, no se vinieron abajo como éstos.  Como el emperador, solicitaron ayuda de los francos e incluso soliviantaron a los persas contra Justiniano.  La causa del emperador se vio dificultada por su propia desconfianza del general Belisario y por las complicaciones provocadas al sustituirlo por Narsés.  Durante diecisiete años, Italia se convirtió en escenario bélico y hasta el 554 Justiniano no estuvo en condiciones de empuñar las riendas del país y de reorganizar su gobierno a través de un exarca, cuya base se encontraba en Rávena.  En esa misma época las tropas de Justiniano habían reprimido una invasión visigoda del norte de África (544) y habían recuperado el sureste de España al haber sabido explotar las dificultades que estaban atravesando los visigodos arrianos en aquella zona.

Para saber más puedes leer:

EUROPA: ORIGEN Y JUSTIFICACIÓN aquí

HISTORIA MEDIEVAL DE LAS ESPAÑAS I aqui

HISTORIA MEDIEVAL DE LAS ESPAÑAS II aquí

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