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27/8/12

EL DESTINO DE ITALIA (I)

Italia sufrió la peor invasión bárbara en tiempos de Alarico, en el 401, pero una vez los visigodos abandonaron el país en dirección a la Galia sólo padeció la breve invasión de Atila en el 452 y, de todos modos, supo arreglárselas para no abandonar sus costumbres romanas.  Pero su bienestar se veía terriblemente amenazado por la beligerancia de Genserico, que operaba desde el norte de África a partir aproximadamente del 440.  Las dificultades con respecto a la sucesión imperial después del 461 dieron nuevas responsabilidades a los generales bárbaros que estaban al frente del ejército romano en Italia.  Ricimer (suevo), Gondebaudo (burgundio) y Orestes (procedente de Panonia) burlaron sus deberes -o encubrieron su usurpación- nombrando a unos emperadores de paja que no fueron reconocidos por Constantinopla  Cuando Constantinopla envió a occidente un nuevo emperador, Antemio (467-472), su guardián personal era Odoacro, elegido rey por el ejército italiano en el 476.  Este depuso al emperador nominal de occidente, que de todos modos no había sido reconocido por Constantinopla (476), y finalmente fue reconocido como patricio por el emperador de oriente, Zenón.  Italia disfrutó entonces durante más de cincuenta años de los beneficios reportados por un gobierno estable hasta los límites permisibles por una dictadura militar,con sólo un período de interrupción de tres años y medio (489-492), período durante el cual Odoacro luchó contra Teodorico el ostrogodo, su sucesor, para hacer prevalecer su autoridad.  Teodorico y Odoacro se vieron involucrados en una pugna familiar que todavía infundió mayor ímpetu a su rivalidad personal, aun cuando la razón principal de la invasión de Italia por parte de Teodorico fuese el deseo del emperador Zenón de desembarazarse del imperio oriental de los ostrogodos por el miedo que fuese, satisfacción a la que se añadiría la de librarse también de Odoacro.  Zenón también era "bárbaro", isaurio introducido para tratar con Aspar, el general alano cuyo propósito era gobernar Constantinopla.  Teodorico, a su vez, no gozó de mejor favor de Constantinopla que su predecesor, pero cumplió todo su reinado, porque el imperio oriental finalmente había hecho las paces con todos los grupos bárbaros indeseables que había en sus tierrasy ya no le quedaban más para desterrar a occidente.  Después de la muerte de Teodorico el imperio de oriente se sintió lo bastante fuerte para plantearse seriamente la recuperación de Italia.

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