Durante este período, los
escritos cristianos tienden a apartar de
nuestra atención aspectos del pasado que debieron de tener una gran
significación. Es obvio que la regla del celibato para los sacerdotes, pese a
ser objeto de respeto por parte de la sociedad medieval, jamás fue aceptada por
la mayoría. Los valores de una sociedad laica que era inculta resultan
difíciles de comprender en nuestro mundo
moderno secular. Nuestra sociedad
secular depende de los poderes de
adoctrinamiento de la educación universal y obligatoria, contrapartida secular de la enseñanza
cristiana. Los historiadores de la Edad Media confían excesivamente en los
valores exaltados en la literatura vernácula que ha sobrevivido: los valores
heroicos y aristocráticos. Las preocupaciones de los escritores medievales en
relación con la guerra y el amor, el deber y la fidelidad, la familia y el
honor; su aceptación de una jerarquía social, considerada siempre ancestral y
natural; la función más bien poco
relevante y aparentemente decorativa desempeñada por el clero en este tipo de historias son rasgos que en
conjunto apuntan a la perspectiva de un círculo privilegiado y muy reducido de
nobles sin ofrecernos ninguna clave en relación con valores más populares. Se
sabe lo bastante de estas sociedades para considerar que su división en clases falsea su carácter esencialmente
local. Es posible que los señores compartieran un ideal internacional, pero el
orgullo que sentían tenía su base en su nombre, en su señorío. Si elegían sus
esposas en otras familias nobles, también libraban guerras entre sí: no había
un interés de” clase” contra otras clases. Pese
a estar separados por el rango de
sus vecinos inmediatos, compartían con ellos algunas cosas: hablaban la misma
lengua vernácula, defendían con las ramas un mismo territorio. Aun cuando
sus premisas básicas eran primordialmente militares, es en el ejército
moderno donde sus vínculos sociales encuentran rasgos comunes: una separación
de los hombres por jerarquías y una promoción
del esprit de corps.
Las grandes familias senatoriales
del imperio romano habían tenido posesiones dentro del mismo, posesiones que
perdieron cuando, a partir del siglo V,
aceptaron la realidad de la protección
bárbara local que limitaba sus movimientos. Desde este momento, sobre lo
universal prevaleció lo local. La nobleza carolingia estaba muy diseminada por
todo el imperio en su función de grupo gobernante, pero fue rápidamente
absorbida dentro de las localidades que gobernaba, lo que hizo que se
constituyeran los principados feudales. Los señores normandos de Inglaterra e
Irlanda sustituyeron totalmente viejas
fidelidades por otras nuevas, y prevalecieron a la larga de forma invariable
las conexiones locales y personales por encima de cualquier intento de
establecer un orden internacional. Era algo destinado a ocurrir en pueblos que
carecían de una educación formal. En la
época moderna, en que la educación ha pasado a convertirse en medio predilecto
de promoción social, tiene que parecernos forzosamente negativa la ausencia de
una enseñanza formal durante la Edad Media. Sin embargo, en aquellos tiempos no
gozaba de tan deseable consideración, salvo a ojos de los propios clérigos.
Parece evidente que el bienestar de la sociedad se basaba en la voluntad de
cada comunidad de trabajar conjuntamente y de manera efectiva, ya fuera en un
pueblo, hacienda o ciudad. Cada sociedad local debía promover sus propios intereses
y buscar salidas convenientes para sus cerebros privilegiados, puesto que no
había ninguna esperanza de auxilio o de aliento que pudiera llegarle del
exterior. Todo individuo reconocía que
el grupo tenía más poder y comportaba mayor peso, ya que la voz que clamaba
solitaria no podía ser necesariamente la del profeta recto, sino simplemente
herética vanagloria. En la época moderna ocurre lo contrario y la simpatía que
se siente por los herejes y seres excéntricos de la Edad Media dificulta la
comprensión de su sistema de valores. Las circunstancias comunes de la vida de
los trabajadores demostraban el valor del esfuerzo cooperativo. Habría que
hacer remontar los orígenes de esta actitud social a las condiciones bárbaras,
en las que sólo existía la posibilidad de transmitir oralmente los valores
culturales. Con todo, la sociedad tribal bárbara no carece de elementos
individualistas y las reflexiones más antiguas
en torno a sus ideales que aparecen en la poesía heroica seleccionan a
los grandes guerreros por sus proezas
personales. Si hay héroes populares, símbolos de sus respectivas naciones, los
efectos de su inspiración tienen que haber dejado una marca personal. Los
bárbaros sólo tenían un nombre, que tenía carácter personal, mientras que los
romanos civilizados declaraban a través de su nombre su pertenencia aun clan y
a una familia. Si al principio bastaba con un solo nombre personal era porque las unidades sociales debieron de ser pequeñas y
cuando el grupo social se amplió, se generalizó el moderno sistema de unos
apellidos fijos, provenientes del padre, del lugar de procedencia o del
comercio ejercido, procedimientos sencillos apropiados a las condiciones
medievales. Esos antepasados de la Europa moderna también nos legaron las bases
de la indumentaria actual: hombres con pantalones y mujeres con faldas,
mientras los ropajes romanos desaparecían incluso en la región mediterránea. En
el siglo XV, a más tardar, aquellas formas básicas ya se hicieron vulnerables a
la difusión de modas internacionales y a los antojos y extravagancias de
diseñadores artísticos.
El enriquecimiento de las
localidades que estuvieron en condiciones de hacerlo acabó generando un nuevo
tipo de orden político y económico, dentro del cual las antiguas organizaciones
locales se hicieron restrictivas. Sin embargo, aquellas comunidades medievales
obstaculizaron todos los esquemas encaminados a hacer revivir un imperio
universal efectivo, secular o regular, mientras los europeos modernos jamás han
sido capaces de borrar su pasado medieval ni de restablecer el concepto de
ciudadanía universales el que se fundó un día
el antiguo imperio romano. Las diferentes historias de estas comunidades de larga vida
muestran a través de qué variados medios, a partir de qué diferentes fechas y a
lo largo de qué extensiones de tiempo alcanzaron sus pueblos una coherencia
política. No existe una fórmula que pueda explicar todos los casos, puesto que
cada regla general tiene sus excepciones. Sin embargo, cada grupo expresaba
comúnmente una cierta unidad en lo que se refiere a la lengua vernácula y en el
uso de la misma para escribir. El uso de la lengua vernácula debió en gran
medida su existencia a la actitud
alentadora del clero erudito, como por ejemplo los predicadores, que hacia el
final de la Edad Media emprendieron en todas partes un programa masivo de
instrucción religiosa pública, valiéndose de sermones, lecciones y propagación
por escrito de obras edificantes. El clero, que aprendió latín para dominar los
estudios más profundos de la ciencia humana, consideró oportuno divulgar entre
los demás los aspectos más valiosos de la misma. Las personas no instruidas
comenzaron a educarse o por lo menos a leer libros en lengua vulgar. Aun cuando
los discípulos más entusiastas llegaron al extremo de dominar el latín, también
se consiguió un buen nivel de conocimiento de muchas lenguas vernáculas,
preparándose de este modo el terreno para el colapso final de la preeminencia
que desde siglos venía concediéndose al latín y a los curas. En este aspecto, la Edad Media no sólo marca el
período del dominio de los clérigos en la educación, sino también, gracias a
que los clérigos fomentaron el uso de las lenguas vernáculas, de una lengua
popular para la cultura. Así pues, el período medieval difiere radicalmente del
imperio romano, durante el cual desaparecieron de occidente la mayoría de las
antiguas lenguas, sustituidas por el habla popular derivada del latín imperial.
Por consiguiente, la civilización medieval fracasó en lo que se refiere a imponer una
lengua propia y lo único que consiguió
fue establecer un orden donde todos los pueblos de Europa aprendieran la manera
de emplear su propia lengua.
VISITA MI PÁGINA WEB PINCHANDO EN EL SIGUIENTE ENLACE
VISITA MI PÁGINA WEB PINCHANDO EN EL SIGUIENTE ENLACE